La marca personal puede definirse de varias formas, pero una de las definiciones que más me gusta es la que aportó Jeff Mezzos al decir que es todo aquello que los otros dicen de nosotros cuando no estamos.
Antes de hablar de marca personal hablemos simplemente de marcas porque algunas de las más relevantes tienen diferentes valores asociados con características muy particulares. Si pensamos en Apple quizás nos vienen a la cabeza productos con un precio elevado pero de extraordinaria calidad y un muy buen servicio posventa. En cambio si pensamos en prendas de ropa la marca Versace no nos transmitirá las mismas características que la marca Primark. Las marcas del mercado tienen valores específicos que nos hacen esperar cosas diferentes de ellas. Esto sucede porque sus equipos de marketing están trabajando estas líneas de comunicación. Teniendo esto claro podemos pasar a hablar de las personas y sus marcas.
A veces confundimos tener una marca personal con tener una comunidad muy numerosa de seguidores y poder influenciar sobre ella, pero no necesariamente tiene que ir de la mano. Trabajar una marca personal debe ser nuestro primer objetivo aportando valor a nuestra comunidad. Si conseguimos conectar con ellos y aportar valor, el incremento del tamaño de nuestra audiencia será una consecuencia directa de un trabajo bien hecho, riguroso y extendido en el tiempo.
¿Para qué sirve tener una marca personal? Para incrementar tu valor y darte a conocer. El contexto social en el que vivimos hace que los puestos laborales sean muy volátiles y posicionarte como experto en un campo es bueno a la larga. Internet está cambiando la manera de relacionarnos con el entorno laboral y contar al mundo lo que sabes hacer en el entorno online puede afectar de forma muy positiva a lo que te suceda en el entorno offline. No eres tu currículum, eres tu trabajo.
Internet nos ha brindado la posibilidad de comunicar nuestro mensaje a un gran número de personas sin barreras de entrada. Todo el mundo está a un clic de nosotros y nuestro trabajo. Esto brinda una herramienta muy potente a los creadores, pero también aporta mucho ruido, cualquiera está a un clic de convertirse en creador de contenido y trabajar su marca personal.
En el momento en el que decidimos empezar a trabajar nuestra marca personal primero de todo tenemos que conocernos, reflexionar sobre nuestras fortalezas y debilidades porque los cimientos de la comunicación de las marcas personales descansan sobre la autenticidad de las personas. ¿Cuáles son tus valores? ¿Cómo es tu visión sobre lo que quieres comunicar? ¿Cuál va a ser tu plan de acción y cómo lo vas a mantener en el tiempo? Estas son algunas de las preguntas que puedes hacerte antes de lanzar tu marca personal. ¿Qué no es imitable en ti? Encuentra tu estilo, tú eres el mejor en ser tú mismo.
En anteriores seminarios ya hemos hablado de la importancia de definir una audiencia a la que dirigirnos, esto es importante no olvidarlo nunca. Comunicar para todo el mundo es sinónimo de no comunicar para nadie. Es difícil saber el secreto del éxito, pero el del fracaso es intentar gustar a todo el mundo.
¿Y dónde empiezo a comunicar mi marca personal? Donde intuyas que está tu comunidad, pero no te quedes solo ahí. ¿A qué me refiero? Lo habitual es que la audiencia potencial se encuentre en redes sociales y sea ahí donde iniciemos nuestra actividad, pero no debemos olvidar que el objetivo no es quedarnos allí, sino que lleguen a nuestra casa, es decir, a nuestro lugar en internet: nuestra página web. Toda marca personal debería contar con un espacio propio en internet porque las redes sociales son volátiles, los algoritmos cambian y las comunidades de usuarios se van moviendo. La gente interesada en ti y en tu trabajo debe saber donde encontrarte.
¿Hay algún problema que puedas resolver con tus conocimientos a una comunidad en internet? Si tienes una respuesta clara a esta pregunta es un buen comienzo.