Las mascotas en su día a día se pueden ver sometidas a grandes cambios en la temperatura ambiental, sobre todo en épocas de verano y en zonas con registros de temperatura y de humedad ambiental elevadas.
Estos factores ambientales junto con una serie de factores o características propias del individuo, pueden producir que las mascotas puedan manifestar patologías provocadas por el calor o lo que es lo mismo un golpe de calor.
Estas patologías son comunes y deben ser consideradas como una emergencia.
El desarrollo y evolución del cuadro clínico es multifactorial y dependerá de:
- Factores endógenos.
- Estado general del paciente.
- Edad.
- Raza.
- Factores exógenos.
- Temperatura y humedad ambiental elevadas.
- Ejercicio extremo.
- Privación de agua.
- Permanecer en espacios cerrados y mal ventilados.
Todos estos factores predispondrán a los perros a padecer una serie de patologías provocadas por el calor que en función de las capacidades intrínsecas del paciente y del tiempo de reacción se clasifican en:
- Leve.
- Estrés por calor.
- Calambres por calor.
- Agotamiento por calor.
- Severo.
- Golpe de calor.
- Con esfuerzo
- Sin esfuerzo o clásico.
- Golpe de calor.
El golpe de calor es un cuadro o condición clínica severa caracterizada por un aumento de la temperatura corporal (hipertermia), por encima de los 40 ºC sin una causa pirógena (fiebre) y por la que como consecuencia se producen alteraciones del SNC y un síndrome de disfunción multiórganica.
Cuando un perro por ejemplo realiza un ejercicio físico extremo y debido a ello su temperatura corporal aumenta más de 1ºC los receptores térmicos periféricos, situados en piel, membranas mucosas, medula ósea y órganos abdominales, detectan este aumento de temperatura y transmiten la información al centro termorregulador (hipotálamo) con la intención de activar una serie de mecanismos con los que disipar el calor y mantener la normotermia (38 – 39,2ºC).
Debido a una exposición prolongada a estos factores extremos o por agotamiento de los mecanismos activados por el hipotálamo, este es incapaz de mantener la normotermia y esta sube por encima de los 39,2ºC, el animal padecerá hipertermia.
La hipertermia se clasifica según los factores que la provocan.
- Hipertermia pirógena o fiebre.
- Provocada por una causa subyacente, inflamación o infección.
- Hipertermia no pirógena.
- Provocada por factores medioambientales, exceso de ejercicio y la incapacidad del hipotálamo para mantener la normotermia, ya sea por un daño directo (tumor) o por “agotamiento” de los mecanismos de termorregulación.
En una parte del hipotálamo se sitúa el centro termorregulador, ante una situación de hipertermia no pirógena este tratará de mantener la normotermia mediante una serie de mecanismos.
- Termorregulación.
- Convección.
- Conducción.
- Radiación.
- Evaporación.
Si estos mecanismos no son suficientes el cuerpo continúa activando mecanismos mediante los cuales disipara calor corporal.
- Aclimatización
Los mecanismos termorreguladores por un tiempo prolongado son insuficientes y al mismo tiempo el cuerpo debe protegerse de los daños que pueda sufrir debido a la hipertermia.
- Proteínas de fase aguda
- Proteínas de shock térmico.
Cuando los mecanismos termorreguladores fallan o son incapaces de mantener o descender la temperatura el paciente inicia el cuadro de golpe de calor.
Los signos clínicos más frecuentes con los que se presenta en el centro veterinario son hipertermia, taquipnea, estado mental alterado (de ligera ataxia hasta estupor o coma), shock. En casos muy extremos pueden aparecer convulsiones, signos gastrointestinales (diarrea) o signos de coagulopatía (petequias, hematoquecia, …).
Cuando somos alertados de la llegada de un paciente con golpe de calor, hemos de actuar lo más rápido posible.
- Enfriamiento activo.
- Oxigenoterapia.
- Fluidoterapia.
Una vez el paciente ha recibido los primeros cuidados para su estabilización, habrá que valorar y controlar el resto de sintomatología que puede tener un paciente con golpe de calor. Valorar signos de empeoramiento neurológico, estado mental, convulsiones o sospecha de aumento de la presión intracraneal (nistagmos, anisocoria, etc.).
Prestar atención a posibles daños en el sistema gastrointestinal provocados por la hipoperfusión y la ischemia (hematoquecia, melena, vómitos, hematemesis, etc.).
Administrar medicación prescrita por el veterinario para tratar la sintomatología secundaria (vómitos, translocación bacteriana,…). Valorar la estabilidad cardíaca mediante la realización de un electrocardiograma ante la presencia de arritmias, provocadas por isquemia producida por la hipotensión y la sensibilidad de las células
cardíacas al daño por la hipertermia.
Monitorización cercada de los signos vitales (frecuencia cardíaca, frecuencia y patrón respiratorio, pulso y valoración de membranas mucosas) que nos ayude a detectar posibles complicaciones como Coagulación intravascular diseminada (DIC), síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS) o síndrome de disfunción multiorgánica (MODS).
Realización de analítica general completa y de pruebas de coagulación que nos dé información sobre el estado de la funcionalidad renal y hepática, balance electrolítico, niveles de glucosa en sangre y advertir una posible coagulopatía severa. Al mismo tiempo que monitorizaremos la producción de orina, aparición de petequias en la piel y la aparición de edemas en extremidades o quemosis conjuntival.
En conclusión el golpe de calor es un cuadro clínico severo que puede provocar la muerte de nuestros pacientes. Es importante conocer como actuar ante la urgencia y al mismo tiempo concienciar a los propietarios de perros con mayor predisposición como prevenir el golpe de calor. Evitar salir en las horas del día con mayor calor, garantizar siempre un ambiente bien ventilado y con un buen aporte de agua, nunca dejar a las mascotas encerradas en el interior de un coche o recomendar la cirugía a pacientes con síndrome respiratorio del braquicéfalo o con parálisis laríngea.