Manejo de heridas básico

La piel es el mayor órgano del cuerpo. Entre sus principales funciones está la protección. Aísla el organismo del medio que lo rodea, protegiéndolo y contribuyendo a mantener íntegras sus estructuras. Cuando se produce una herida hay una pérdida en la continuidad de la piel que expone estructuras profundas a la infección y hay pérdidas de agua, electrolitos y proteínas.

En la práctica veterinaria es muy común ver pacientes con heridas, ya sean quirúrgicas o causadas por un trauma. Para intentar hacer un buen manejo de cualquiera de ellas, es necesario conocer cómo se regenera la piel en estado normal.

La cicatrización se define como la capacidad de autorreparación física de la piel a través de la formación de tejido fibroconectivo. Este proceso tiene cuatro fases, hemostática, inflamatoria, de reconstrucción y de remodelado.

La cicatrización se inicia con la disrupción de estructuras, que pone inmediatamente en marcha la respuesta hemostática. La cascada ordenada de procesos que la sigue se superponen en el tiempo. Conocer y comprender los procesos implicados nos ayudará a mejorar el manejo de la herida que tratemos.

Existen ciertos factores que influyen en la cicatrización, como el aporte de oxígeno, la temperatura de la herida y la humedad. Y otros factores que afectan a la cicatrización. Factores locales como el grado de pérdida tisular, de contaminación y el tipo de lesión. Y factores sistémicos que nos marcará el paciente, como la edad y el estado nutricional del paciente. Podemos clasificar las heridas según la gravedad, el agente etiológico, la profundidad y la contaminación.

No siempre tendremos tiempo de parar a pensar qué tipo de herida tenemos entre manos. En urgencias cuando llega un paciente, lo primero es su estabilización. Si presenta una herida, para evitar complicaciones protegeremos la herida con gasas estériles húmedas y, en caso de hemorragia, realizaremos cierta compresión. Una vez estabilizado, procederemos a examinar la herida. Los primeros pasos serán rasurar y lavar la herida, y detener la hemorragia si existe. Valoraremos si es necesario inmovilizar la zona afectada para evitar que sufra más daños.

También debemos realizar curas en las heridas quirúrgicas. La protección con apósitos es ideal para este tipo de heridas. Las protegerá de agentes infecciosos externos, le aportará calor y húmedad, muy necesarios para la cicatrización. En las revisiones de las heridas quirúrgicas, limpiaremos la suciedad con suero fisiológico y volveremos a cubrirla.

ATV del servicio de oncología en Oncovet (Hospital Veterinari Glories)

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