La dilatación torsión es una de las principales urgencias en los centros veterinarios, que además es potencialmente mortal. Explicándolo de forma muy simplificada se produce una distensión abdominal excesiva (principalmente de gas en el estómago) y con ello, un mal posicionamiento del mismo produciéndose cambios fisiológicos que comprometen la vida del paciente. Hay casos en los que la dilatación es tan severa que provoca la torsión del estómago sobre alguno de sus ejes.
Hay factores predisponentes tales como la raza del animal (más común en razas grandes), complexión física (tórax profundo y sobrepeso), edad (animales mayores) el tipo de dieta (piensos de alta concentración de grasas y aceites) grandes volúmenes de comida, así como el ejercicio post pandrial.
La estabilización del paciente es crucial antes de la cirugía, y requiere fundamentalmente del aporte de líquidos, oxigenoterapia y la descomprensión gástrica.
La cirugía consistirá en una exploración completa del abdomen y des rotación del estómago. Así como determinar la viabilidad del propio estómago y el resto de órganos.
Son muchas las alteraciones que sufre el organismo al provocarse una dilatación torsión gástrica por ellos son numerosas las complicaciones que pueden darse en el post quirúrgico.
-El sistema cardiovascular: debido al aumento en la presión de la cavidad abdominal se produce una compresión de las venas porta y cava reduciéndose el retorno venoso, alterando el gasto cardiaco y la presión arterial. El estado de hipoxia, induce un estado de isquemia en el miocardio y con ello la liberación de mediadores que reduce la contractibilidad cardiaca y la aparición de arritmias.
El sistema respiratorio: la distensión abdominal impide un correcto intercambio gaseoso en los pulmones aumenta la concentración de dióxido de carbono, dado que los pulmones no pueden expandirse de manera correcta. Se iniciarán mecanismos compensadores respiratorios.
El sistema digestivo: debido a la compresión del estómago se va a producir una isquemia y necrosis gástrica que favorecerá una translocación bacteriana. Es muy probable que el paciente comience con cuadro de vómitos y diarreas, por ello es necesario iniciar la alimentación temprana cuanto antes para ayudar a reestablecer la flora intestinal. Se deberán controlar parámetros sanguíneos como la albúmina. Proteína muy importante en el organismo ya sea para mantener la presión oncótica de los vasos, la cicatrización de los tejidos, hormona trasportadora de enzimas, fármacos, vitaminas hormonas….
El sistema urinario: debido a una reducción de la perfusión periférica, es muy probable que se produzca un daño renal produciéndose una disminución en la tasa de filtración glomerular que se manifiesta inicialmente con una oliguria pre-renal y finalmente con anuria. Todo ello dependerá de la gravedad que presente el paciente y del tiempo trascurrido desde que el propietario se da cuenta, hasta que acude al centro. Por ello, es necesario monitorizar la producción urinaria en las primeras horas post quirúrgicas pudiendo así, detectar cualquier alteración.
Es necesario tener un control ecográfico del paciente, para valorar la evolución de la cirugía, realizar analítica sanguínea. Controlar la temperatura para prevenir posibles infecciones o inflamaciones, que debilite la evolución del paciente, una atención a la herida quirúrgica que debe ser limpiada y chequeada todos los días, para seguir manteniendo la asepsia en la zona.
No siempre tienen que darse todas y cada una de las complicaciones, pero si es importante conocerlas, para su pronta detención. Ser minucioso en el trabajo y observador hace poder detectar posibles complicaciones a tiempo.