Storytelling, narración, contar historias…todo gira en torno a lo mismo: transmitir mensajes que atrapen a nuestra audiencia en forma de historias que conecten con ellos.
El storytelling es todo un arte que se domina con la práctica. Desde siempre, a los humanos nos han gustado las historias bien contadas que nos atrapan, ya sea desde las comunidades humanas más antiguas que se reunían alrededor de un fuego a las comunidades más actuales que lo hacen frente a sus pantallas.
Parece que el storytelling está muy alejado de nuestra vida profesional y que no es algo que podamos aplicar en las consultas o nuestra labor diaria como técnicos veterinarios, pero lo cierto es que saber contar historias abre las puertas a conectar con las personas, incrementar su confianza en nosotros y poder ayudarlas mejor en su día a día y en los consejos y cuidados que aportamos a sus animales.
¿Pero qué nos hace sentirnos atrapados por una historia? No existen fórmulas mágicas ni técnicas que aseguren el éxito en tu vida personal o profesional a la hora de contar historias, no hay una teoría científica evidente. Se trata de un proceso íntimamente ligado a tu creatividad, y como todo arte se mejora con la práctica. De lo que sí puedo hablarte es de algunos patrones que funcionan mejor que otros así cómo una fórmula que yo utilizo habitualmente para contar mis historias veterinarias y hacer viajar a mi audiencia a través de ellas.
Algunos estudios apuntan a que existen seis arcos emocionales en la historias que forman los elementos básicos de las narraciones. El primero sería el de un aumento constante y continuo de la emoción. Esto es lo que sucedería en las historias en las que comenzamos con un punto de partida muy bajo y poco a poco van sucediendo cosas buenas a los personajes que les hacen conseguir sus objetivos según avanza la trama, como pasar de pobre a rico, de desconocida a famosa o también de ser un don nadie en el instituto a convertirse en el alumno popular. De abajo hacia arriba.
El segundo arco nos habla del declive continuo y serían esas tragedias que parece que nunca pueden ir peor de lo que van y que hace que la historia se precipite continuamente hacia abajo. Un clásico que podría resumirnos esta estructura y que todos conocemos es Romeo y Julieta.
El tercero sería el que cumple una estructura en que se produce una caída libre del personaje y poco a poco vemos cómo remonta hasta superar ese bache, esto Vonnegut lo resume como la historia de un hombre en un pozo. Otro ejemplo podría ser la película “Solo” dirigida por Hugo Stuven que nos habla de la historia real de un surfista que permaneció dos días solo al borde de la muerte en un acantilado tras caer sobre una roca. Cae y remonta. De abajo hacia arriba.
En el cuarto arco tenemos una trayectoria que sube a un punto álgido para caer en picado. Tocamos el cielo y nos caemos. como le sucedió a Ícaro cuando se le derritieron las alas.
El quinto es otra estructura en la que parece que va a pasar como en la anterior, pero finalmente remontamos. Subimos, bajamos y al final se soluciona todo, como nos pasó con el zapatito de la Cenicienta que finalmente hace que los personajes vivan felices y coman perdices.
Por último tendríamos esas historias catárticas, que nos atrapan por el horror que nos producen y que se contraponen a la estructura anterior. En ellas caemos, para volver a subir y cuando parece que todo va a ir bien volvemos a caer en picado. Viajamos con los personajes, sentimos sus desventuras pero algo nos alivia y nos consuela al saber que no somos nosotros quienes padecemos sus desgracias. Sí, sentimos catarsis. Esta estructura es la de Edipo, la clásica tragedia griega de Sófocles.
Llegado a este punto ya conocemos seis arcos emocionales que pueden funcionar y en el podcast de hoy lo vamos a poner en práctica con una de las estructuras que yo suelo utilizar a la hora de elaborar mis ficciones sonoras veterinarias. Se trata de “El viaje del héroe” una estructura que entronca con eso que todos conocemos de planteamiento, nudo y desenlace, la conocida también como estructura aristotélica. En este viaje, el viaje del héroe, se produce un recorrido por diferentes etapas en el que el protagonista (o la protagonista) vive diferentes aventuras que le hacen regresar a su vida al final de la historia con enseñanzas aprendidas, aspecto nuevos que no conocía de sí mismo y una sensación de seguridad y fortaleza. El héroe que partió al principio de una historia no es el mismo que regresa.
Esta estructura algo modificada es la utilicé en el episodio 30 de mi podcast de divulgación veterinaria para hablar de la Leishmania. En este capítulo guionicé una historia paralela al ciclo biológico de este parásito. Primero intenté atrapar al espectador para hacerle viajar y posteriormente introducirle datos relacionados con esta enfermedad.
Al final del viaje Cristina vuelve diferente, más fuerte, más segura de sí misma y lista para superar su gran prueba final: el casting de una película en la que quiere conseguir el papel de la villana gracias a las enseñanzas de Leishmania.
El Storytelling puede aplicarse a vídeos cortos, publicaciones, en las noticias que compartimos o vídeos en directo intentando siempre encontrar ese punto de historia vibrante que haga que el espectador se quede con nosotros. Podemos contar nuestro día a día, hablar de los casos que más nos han movido, compartir las altas de nuestros pacientes y todo lo que implica para sus familias humanas o lo que se nos ocurra, porque el ensayo y error en toda técnica narrativa es un parte fundamental del camino.
No me gustaría irme sin dejarte una conclusión final y es que no olvides que a las personas nos gustan las historias y que las historias las mueven las emociones, no los datos, si quieres contar algo que atrape intenta localizar esa emoción que subyace en lo que quieres contar, si a tí te emociona contarlo será mucho más fácil que a otros les emocione escucharlo.