Guía práctica del paciente con linfoma

¿Qué es el linfoma? Presentación y clasificación del linfoma:

El linfoma es un tumor maligno hematopoyético, un tipo de cáncer que se origina en la sangre, más concretamente en los glóbulos blancos, y, en particular en los linfocitos. Aunque no existe un registro nacional de tumores en perros y gatos, el linfoma puede verse como el tipo de cáncer más frecuente en nuestras mascotas. Representa el 24% de todas las neoplasias malignas en perros y un 83% de todos los tumores malignos hematopoyéticos.

La etiología del linfoma es multifactorial, ya que no hay una causa aislada que se sepa que provoque esta enfermedad. Suele afectar primariamente a perros de media/avanzada edad (entre los 6 y 9 años) y existen varias razas que presentan un mayor riesgo de sufrir linfoma que otras, como pueden ser los perros de raza: bóxer, bullmastif, basset hound, bulldog, pitbull y rottweiler entre otras. La incidencia del linfoma puede verse incrementada también por factores genéticos, infecciosos, inmunológicos y medioambientales.

Diferenciamos dos grupos de presentaciones clínicas del linfoma según su localización: presentación nodal y extranodal. En la presentación nodal se verá afectado siempre algún órgano linfoide y la extranodal serán todas las otras localizaciones que no incluyan un órgano linfoide. Las formas más comunes en las que podemos ver el linfoma nodal son la multicéntrica, y la mediastínica. Y las formas más comunes de linfoma extranodal son la gastrointestinal, ocular, cutánea, sistema nervioso central y nasal.

Más del 80% de los perros con linfoma se presentan con la forma multicéntrica. La mediastínica, la gastrointestinal y la cutánea representan un 5-7% de los casos y aún menos frecuentes son el resto de formas extranodales. En gatos, en cambio, la presentación más común del linfoma es la gastrointestinal o alimentaria, llegando a representar el 60-75% de los casos. Le siguen la nasal con un 5-7% de incidencia y con menos frecuencia la mediastínica y renal y otras formas extranodales.

Los signos clínicos de esta enfermedad son muy variables y dependen de la localización anatómica del propio linfoma.

En medicina humana existen varios sistemas que incorporan criterios anatómicos, histológicos y de inmunofenotipaje para clasificar el linfoma, pero clasificar un linfoma con nombre y apellidos es una tarea bastante compleja.
Algo que resulta sencillo es la clasificación del linfoma multicéntrico en animales como vemos en la siguiente tabla:

Clasificación del linfoma multicéntrico según su estadiaje

Estadio
I Un solo ganglio afectado de una sola región
II Dos ganglios afectados de una sola región
III Ganglios de diferentes regiones afectados
IV Ganglios de diferentes regiones afectados, bazo y hígado
V Ganglios de diferentes regiones afectados, bazo, hígado, médula ósea y linfocitosis en sangre
Subestadio
a Sin síntomas
a Con síntomas

Métodos diagnósticos del linfoma:

Para llegar a diagnosticar el linfoma disponemos de numerosas pruebas hoy en día, algunas estrictamente necesarias y otras más bien complementarias. Incluimos desde la historia del paciente y su examen físico hasta pruebas laboratoriales, de imagen y quirúrgicas.

Debemos empezar por un examen físico general, buscando y palpando todos los linfonodos periféricos posibles y también palpando el abdomen para detectar signos como esplenomegalia, hepatomegalia o algún linfonodo mesentérico o inguinal palpable. El siguiente paso es realizar analíticas que consten de hemograma y perfil bioquímico completo y proseguir con una toma de muestras de tejido para su estudio citológico o histológico. La citología tiene la ventaja de ser un procedimiento muy poco invasivo, apenas doloroso y que se puede realizar con el animal despierto. Además, si se tiene experiencia en la valoración citológica, en muchos casos nos permite llegar a un diagnóstico inmediato definitivo. La biopsia también nos permite llegar a un diagnóstico definitivo pero es una prueba más invasiva.

Siguiendo con el resto de pruebas diagnósticas, para un estadiaje completo podemos incluir radiografías de tórax y ecografía abdominal. Son pruebas muy útiles a la hora de determinar la extensión interna del linfoma.

Punción de médula ósea, biopsia de linfonodo completo y citometría de flujo son pruebas más invasivas y costosas consideradas opcionales si con las pruebas anteriores ya hemos llegado a nuestro diagnóstico.

Protocolos de tratamiento:

  • Tratamientos de primera y segunda línea:

Existen muchos tratamientos con muchas combinaciones de fármacos citotóxicos pero el protocolo de tratamiento por excelencia en linfomas nodales y extranodales en perros y gatos es uno que conocemos por el nombre de “CHOP” o Madison-Wisconsin. Este protocolo combina 3 fármacos citotóxicos y prednisona. Es semanal y tiene una duración de 20 semanas.

Como terapias de segunda línea, más enfocadas en linfomas de bajo grado como los linfomas indolentes o los digestivos de bajo grado en gatos, cabe mencionar el protocolo COPy el LP. La prednisona siempre está presente en todas las terapias por su efecto de apoptosis sobre las células linfoides.

  • Tratamientos de rescate:

Eventualmente el paciente en remisión recae y el linfoma recidiva. Cuando suele ocurrir esto, las células tumorales tienden a ser más resistentes a la quimioterapia porque son clones de las que sobrevivieron al primer tratamiento o porque han adquirido dicha resistencia al haberse expuesto a la quimioterapia la primera vez.

Manejo del paciente con linfoma:

  • Manejo clínico/hospitalario:

Debemos llevar un control del peso de estos pacientes muy estricto para hacer los cálculos de dosis de cada quimioterapia lo más precisos. En cada consulta también debemos explorar a todos los pacientes, monitorizar el tamaño de los ganglios periféricos y comunicar al veterinario sobre cualquier aumento o anomalía.

En cuanto a la administración de los fármacos citotóxicos es ideal tener en cuenta lo siguiente:

  1. Uso de catéter y NO palometa.
  2. Colocación de la vía intravenosa lo menos traumática posible y a la primera.
  3. Rasurar pelo de la extremidad 360º.
  4. Ayudarse de personal cualificado.
  5. Alternar venas/extremidades.

Si es necesario, controlaremos los posibles efectos secundarios con los fármacos necesarios que paute el veterinario. Se recomienda también realizar hemogramas de control antes de cada sesión para monitorizar posibles leucopenias y prevenir infecciones secundarias.

  • Manejo en casa:

Referente a la nutrición nuestro consejo es que lo más importante a la hora de hacer un tratamiento con quimioterapia es que el paciente esté bien nutrido, sin importar la dieta que se dé.

El uso de complementos dietéticos anti cancerígenos está contraindicado, ya que pueden causar vómitos, diarreas, gastritis e incluso interferir con la quimioterapia.

El estilo de vida de estos pacientes deber ser absolutamente normal y feliz, sin ninguna limitación por nuestra parte.

ATV servicio de oncología, hospitalización y cuidados intensivos HCV de la UAB

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