Las complicaciones de enfermedades endocrinas pueden ser leves o suponer un verdadero riesgo para la vida del paciente por lo que es importante conocer la fisiopatología de cada enfermedad, tener unos protocolos de trabajo adecuados y los conocimientos de manejo hospitalario.
La Diabetes Mellitus es una patología endocrina caracterizada por hiperglucemias crónicas resultantes de un déficit en la producción, acción o ambas cosas, de la insulina.
En medicina humana, existen dos tipos de diabetes (Tipo I y Tipo II) relacionándose con deficiencia de insulina y resistencia a la insulina.
La forma más común en perros de diabetes mellitus se asemeja a la diabetes Tipo I, caracterizada por hipoinsulinemia permanente mientras que en gatos, la forma más común es la que se asemeja a la diabetes Tipo II y ocurre sobre todo en gatos obesos y geriátricos.
El páncreas es el órgano que produce la insulina, hormona que regula los niveles de glucosa en el organismo. Ésta, se une al receptor de insulina activándolo y haciendo que la glucosa entre al interior de la célula donde se metabolizará para obtener energía.
Cuando el páncreas no produce insulina, no hay interacción de la hormona y receptor por lo que la glucosa no entrará a las células y habrá un aumento de glucosa extracelular que consecuentemente llevará a un estado de hiperglucemia.
Si el páncreas produce insulina correctamente pero el receptor ha perdido la capacidad de activarse, se impedirá total o parcialmente la activación, produciéndose de nuevo una hiperglucemia.
Los signos clínicos más frecuentes de estos pacientes serán: hiperglucemia, poliuria, polidipsia, polifagia, pérdida de peso, depresión, letargia, deshidratación y vómitos.
Cuando la diabetes mellitus se descompensa, aparecen complicaciones graves que requieren de hospitalización urgente, como es el caso de la Cetoacidosis Diabética y Síndrome Hiperosmolar.
En la cetoacidosis diabética, tendremos pacientes hiperglucémicos, con presencia de cuerpos cetónicos, acidosis metabólica, alteraciones electrolíticas y gran deshidratación.
Tanto en perros como gatos, la prevalencia es en edad adulta, sin predisposición de sexo ni raza y asociada en gran porcentaje a enfermedades concurrentes.
El objetivo principal es devolver al paciente a un estado de diabético controlado por lo que nuestro tratamiento se basará en:
- Fluidoterapia
- Corregir alteraciones electrolíticas
- Corregir alteraciones ácido-base
- Bajar la concentración de glucosa en sangre
- Eliminar cuerpos cetónicos
- Tratar enfermedad subyacente
El pronóstico de esta complicación es bueno ya que el 70% de los pacientes con cetoacidosis son dados de alta aunque al menos un 7% de los perros tendrán recaída mientras que en gatos, este porcentaje aumenta al 40%.
Como segunda forma de complicación diabética existe el síndrome hiperosmolar. Es una complicación menos frecuente y hasta ahora solo documentada en gatos.
El paciente presentará una hiperglucemia severa, normalmente sin aparición de cuerpos cetónicos, osmolaridad sérica aumentada y gran deshidratación.
El objetivo, al igual que en el caso de la cetoacidosis, es devolver al paciente a un estado de diabetes controlada. En este caso, el tratamiento se basará en:
- Fluidoterapia
- Tratamiento con insulina
- Corregir alteraciones electrolíticas
- Tratar la enfermedad subyacente
El pronóstico de esta complicación es muy reservado. La tasa de mortalidad es alta aunque no se han determinado factores de predicción.