El tema de hoy nos lleva a hablar del paciente oncológico. Una mayor preocupación por la salud de las mascotas, favorece que nuestros clientes observen con mayor detenimiento a sus perros y gatos. Ello provoca un aumento de los chequeos rutinarios así como de llamadas telefónicas de propietarios preocupados ante el hallazgo de bultos o lesiones.
Es por ello que debemos estar familiarizados con los chequeos y protocolos de diagnóstico más habituales, tipos de tumores y posibles tratamientos o abordajes quirúrgicos. Para, en el caso de ser necesario, poder resolver dudas e inquietudes de propietarios.
La palabra cáncer hace referencia a toda aquella patología que se produce cuándo las células normales y sanas inician un sobrecrecimiento desmesurado o excesivo. Puede producirse en cualquier órgano y tiene una gran capacidad de diseminación por todo el cuerpo a través del torrente sanguíneo o del sistema linfático.
La palabra cáncer o tumor suelen ser conceptos tabú que provocan miedo y preocupación en los propietarios. Pensar en la realización de pruebas invasivas y en ocasiones dolorosas provocan reacciones de rechazo en los propietarios. En ocasiones los propietarios se presentan en la consulta con la preocupación de haber localizado un bulto en su mascota mientras lo peinaba o acariciaba. Otras veces, se presentan con signos clínicos más inespecíficos como apatía, anorexia, vómitos,etc.
Sea como sea y debido a que por lo general el paciente oncológico suele ser un animal geriátrico, se debe realizar una explicación general del paciente, palpación de linfonodos, recopilar la historia clínica anterior, realizar un chequeo analítico completo (hemograma, bioquímica y urianálisis completo) y pruebas de imagen complementarais como radiografías, ecografía abdominal, ecocardiografía, TAC o resonancia mgnética. Todas estas pruebas nos ayudarán a obtener información del estado de salud general del paciente y comprobar que no presentan patologías previas o en el caso de tener alguna patología crónica en que estadio se encuentra el paciente.
Tanto si el motivo de visita es por un bulto o si durante la exploración se localiza algún tumor, se deberá realizar un estudio del mismo. Para ello disponemos de diferentes pruebas:
Una citología es el estudio individual de las células, obtenidas por medio de aspiración con aguja fina o punción con aguja fina. La citología es una técnica poco invasiva y bastante bien tolerada por los pacientes, en ocasiones no requiere sedación. El procedimiento es sencillo y económico, tan solo se requiere unas agujas, jeringas de 5 ml y unos portaobjetos para realizar la extensión, por lo que también es bien aceptada por el propietario.
La biopsia o el estudio histopalógico examina muestras de tejido y su arquitectura. Es una técnica invasiva que requiere de sedación o anestesia general pero que proporciona información más exacta y precisa que la citología, ya que el tejido obtenido es más representativo.
Todo esto proporcionará un diagnóstico definitivo crucial para trazar un plan de tratamiento.
Existen más de 100 tipos de cáncer, los cuales se agrupan en grandes grupos.
Cuando nos referimos a tumores de tipo sólido, son aquellos que forman grandes masas de tejido sólido. En ese grupo encontramos los sarcomas y los carcinomas.
Los sarcomas son un tipo de tumor que se origina en el tejido conectivo, de soporte o alrededor de otros tejidos u órganos (hueso, músculos, vasos sanguíneos)
Los sarcomas más comunes en perros y gatos son los sarcomas de tejidos blandos, entre los cuales el más común en gatos es el sarcoma de punto de inyección (SAPI). En este grupo incluimos también el osteosarcoma o el hemangiosarcoma.
Los carcinomas son un tipo de tumor que se forman en la piel o en el tejido que reviste un órgano. Dentro de la nomenclatura de los carcinomas, aquellos que derivan de tejido glandular adquieren el prefijo Adeno-. Ejemplos de este tipo son los adenocarcinomas mamarios o los adenocarcinomas tiroideos. En el caso de aquellos que recubren órganos huecos hablaremos de carcinomas de células transicionales.
Los carcinomas más comunes en perros y gatos son: carcinoma de células escamosas, carcinoma mamario tanto en la especie felina como canina, o el carcinoma de células transicionales de vejiga.
Otro gran grupo de tumores son los de tipo hematopoyético. Son todos aquellos tumores que se forman a partir de células sanguíneas o de sus precursores, entre los que encontramos el linfoma y la leucemia.
El linfoma es tu tipo de tumor que se forma a partir de las células del sistema inmune, concretamente de la proliferación maligna de los linfocitos. El signo clínico más evidente es la palpación de los linfonodos más visibles para el propietario,
La leucemia es un tipo de tumor que afecta a la medula ósea y a su funcionamiento, provocando que exista una proliferación de células sanguíneas anormales.
Por últmo mencionar los mastocitomas y melanomas que son tumores de linaje hematopoyético pero que forman masas de tejido sólido. Es por ello que no los podemos clasificar ni como tumores sólidos ni como tumores hematopoyéticos.
El tratamiento en el paciente oncológico suele ser multimodal. Lo que supone una combinación de procedimientos entre los que se incluye el tratamiento quirúrgico, la quimioterapia y la radioterapia.
El tratamiento con quimioterapia siempre lleva connotaciones negativas por los posibles efectos adversos. En medicina veterinaria el objetivo del tratamiento es proporcionar al paciente la calidad de vida que tenía antes de enfermar, con los mínimos efectos adversos. Por ello antes de cada administración de quimioterapia, se realizaran pruebas complentarias como hemogramas de control o perfiles bioquímicos para evaluar la funcionalidad renal, hepática, etc. El objetivo de estas pruebas es detectar posibles efectos adversos como puede ser una severa miolosupresión, hepatotóxicidad o nefrotóxicidad, con el objetivo de evitarlos.
Administrar quimioterapia conlleva unos riesgos para el paciente y también para el personal que prepara y administra el fármaco. Por ello debemos ser exigentes con las medidas de seguridad que se deben adoptar. Entre esas medidas destacamos: el uso de guantes y mascarilla, la utilización de sistemas de inyección cerrados que eviten la dispersión de los aerosoles. Ser meticulosos a la hora de colocar una vía es muy importante también para evitar posibles extravasaciones.
En estos casos, además, debemos tener en cuenta que son pacientes que en ocasiones tendrán dolor, complicaciones post quirúrgicas y que debemos por ello vigilarlos atentamente no solo durante la administración del tratamiento elegido.