Una de las urgencias más habituales que solemos recibir es la del paciente politraumatizado. Éste se define como aquel que ha recibido un impacto que afecta a diferentes sistemas de su organismo.
El primer contacto que solemos tener con el paciente es a nivel telefónico, así que deberemos transmitir serenidad al propietario y obtener información sobre el estado del paciente de manera ordenada y tranquila para que podamos transmitirle instrucciones con el fin de que no empeore el estado, sobre todo en cuanto a manipulación. Es muy importante que antes de finalizar la llamada les recordemos la dirección del centro, ya que en esos momentos de estrés no suelen tener muy claro dónde llaman.
Una vez avisamos al equipo de la urgencia que llega y del tiempo aproximado que tenemos, prepararemos todo el material que podemos necesitar: acceso venoso, fluidoterapia, fuente de oxígeno, monitor multiparamétrico, ecógrafo, fármacos para sedación, kit para toracocentesis….
Una vez recibido el paciente, realizaremos el triage según su estado, si el paciente está gravemente herido nos dirigiremos rápidamente hacia la sala de urgencias. Allí haremos una valoración conjunta con el veterinario dónde valoraremos el ABCD. Si el paciente se muestra agresivo o muy nervioso deberemos considerar la sedación.
Es el momento de conseguir acceso venoso, monitorizar al paciente y aportarle oxígeno entre otros.
A continuación, estabilizaremos la vía aérea limpiando secreciones y si el paciente presenta distrés moderado o severo preparando para toracocentesis o incluso la intubación traqueal.
Seguiremos con la valoración del estado circulatorio, valorando la frecuencia cardíaca, las presiones y aportándole fluidoterapia de resucitación o transfusión sanguínea si la necesita.
Si valoramos que el paciente tiene dolor, que en el caso del politrauma suele ser así, administraremos analgesia según indicaciones del veterinario.
A continuación, valoraremos con Efast o Tfast si existe líquido libre abdominal, neumotórax o contusión pulmonar, cogiendo una muestra si lo hubiera y realizando un vendaje compresivo si fuera necesario.
En cuanto a la valoración secundaria se realizará cuando el paciente esté más estable hemodinámicamente y ésta abarca un examen completo de cabeza a cola, valorando si hay traumatismo craneoencefálico o espinal y si hay daño en el sistema urinario.
Si el paciente presenta heridas, deberemos cubrirlas con gel hasta que podamos realizar la cura. Si el paciente presente fracturas, deberemos valorar si son cerradas o abiertas. En el caso de las cerradas, intentaremos realizar un vendaje inmovilizador, normalmente tipo Robert Jones, para tener controlada la fractura hasta que el animal se pueda operar si así estuviera indicado. Si la fractura es abierta, deberemos realizar la cura de la herida y operar esa extremidad lo antes posible para evitar que el hueso se infecte. Si el estado del animal no permite la anestesia, deberemos curar esa herida y realizar un vendaje de inmovilización hasta que pueda operarse.
En pacientes politraumatizados las primeras 24 horas suelen ser las más críticas y dónde deberemos monitorizar al paciente más continuamente para valorar cualquier cambio a nivel hemodinámico y respiratorio.