Los test rápidos son pruebas de laboratorio que detectan la presencia de antígenos o anticuerpos en cuestión de minutos.
No se deben considerar diagnósticos sino presuntivos, un resultado positivo siempre se debe contrastar con pruebas específicas en laboratorios especializados como PCR o serologías.
Existen una gran variedad de test rápidos comerciales, no solo para enfermedades infecciosas (FeLV, FIV, parvovirus, coronavirus, enfermedades transmitidas por garrapatas…) sino también para hormonas u otros parámetros bioquímicos como la lipasa pancreática e incluso, para conocer el grupo sanguíneo de un paciente antes de una transfusión sanguínea.
Son de gran ayuda en la clínica diaria, ya que aportan un “extra” al diagnóstico, sirviendo de screening en muchos casos.
La técnica Elisa es en la que se basan los test rápidos. ELISA significa Enzyme-Linked ImmunoSorbent Assay, que se traduce como “análisis de inmunoadsorción ligado a enzimas”.
En esta técnica se utiliza un antígeno o anticuerpo marcado, es decir, al que se le ha añadido una enzima. Aplicando una serie de reactivos, se produce una reacción que da lugar a un cambio de color.
Cada test rápido debe realizarse e interpretarse siguiendo escrupulosamente el protocolo determinado por el fabricante.
El test rápido comercializado que se encuentra en la mayoría de clínicas es el SNAP.
En el caso de los SNAP test, siempre se mantienen en refrigeración hasta el momento de su uso. Se deben atemperar, idealmente durante 30 minutos, y se mezcla unas gotas de muestra con unas gotas del conjugado. El lote del conjugado siempre debe coincidir con el lote del cassette.
Se vierte en el pocillo que incluye el cassette, la muestra comienza a fluir por la superficie de resultados y cuando llega al círculo de activación, se presiona. Este tipo de test incluye una solución de lavado, que elimina las posibles interferencias.
Todos los test deben reposar siempre en horizontal y, preferiblemente, sin una fuente de luz directa; una vez ha transcurrido el tiempo, se produce la lectura. Es importante leerlo en el tiempo determinado por el fabricante, ya que puede degenerarse la muestra dando lugar a la lectura de resultados falseados.
Dependiendo de la marca, los resultados se pueden revelar como círculos o líneas. Normalmente, la coloración de los puntos es proporcional a la concentración de Ag o Ac analizados, es decir, un punto o línea muy marcado informa de una gran cantidad de, por ejemplo, Ag de FeLV.
Pueden ocurrir distintas situaciones:
- Resultado negativo. Solo se colorea la línea o punto de control.
- Resultado positivo. Se colorea el punto de control y el de muestra, puede tener distintas tonalidades pero se observan.
- Resultado inválido.
- No se colorea el punto de control.
- Interferencias con el control. En el caso del SNAP® COMBO PLUS, si se observa que el punto de control es más oscuro que el punto de muestra, es un resultado inválido.
- Si el fondo está muy coloreado (en el caso de muestras de sangre entera), el resultado se oscurece y la prueba se invalida.