Manejo del paciente felino

¿Qué sabemos del gato?

El gato es un animal solitario y territorial, pero eso no significa que sea antipático. Es cazador, carnívoro estricto, le gusta tener los recursos ambientales separados y moverse usando también la dimensión vertical. Muestra mucha inseguridad fuera de su territorio y es altamente sensible y estresante a los nuevos ambientes, olores y ruidos, pudiendo provocar reacciones complejas.

 

Camino a la clínica

Es muy importante tener a nuestro cliente bien informado y asesorado, y para ello también es importante pedir toda la información posible para que tanto el traslado a la clínica como la propia visita, resulte mucho más cómoda, eficaz y menos estresante para el paciente, el cliente y el veterinario. Hay que informarse sobre el comportamiento en casa, en anteriores visitas (sobre todo si es paciente nuevo), en los desplazamientos y cuando llega a su hogar. En casos complejos, el cliente deberá ir preparando la visita unos días antes desde casa. Puede dejar un trasportín abierto con una prenda de su gato, un juguete, premios e incluso ayudarse con FFF (feromonas faciales felinas) o catnip (hierva gatera). El día de la visita deben tener localizado a su gato con anterioridad para evitar escondites no deseados. Hay que evitar a toda costa las prisas, las persecuciones y los forcejeos.

 

El paciente felino en la clínica

Una correcta manipulación del paciente felino conllevará una mayor eficacia en el trabajo, disminución de lesiones del personal, mejor diagnóstico y la fidelización de paciente y cliente. Cuando se trabaja con gatos hay que activar el modo Zen, trabajar con tranquilidad y confianza y evitando los nervios, las prisas y los gritos. Las toallas y/o mantas serán nuestro mejor aliado.

Acciones como invadir, inclinar o sacudir el trasportín para que salga, hacer levitar a nuestro paciente, elevarlo o inmovilizarlo por la nuca, o realizar ruidos parecidos a un bufido, ya sea por nosotros o por un spray, deben evitarse.

Hay que observar antes de actuar. Aprender a leer las señales que nos transmite el paciente para adelantarnos e intentar reconducir la situación. Se debe evitar el confrontamiento. Si el inicio ha sido complicado, hay que reconducir la situación con un manejo diferente, premios y/o juguetes.

La sedación debe ser el último recurso, aunque es inevitable en situaciones muy complejas. Ante una situación extrema no se debe presionar al paciente puesto que eso solo causaría más miedo y estrés (en ese momento y para futuras visitas). Si hay signos de ansiedad, agresividad o dolor, hay que anticiparse. Se recomienda la sedación inyectable frente a la inhalatoria por su mejor manejo y su menor riego, ya que los gases halogenados provocan hipotensión por vasodilatación periférica sin taquicardia refleja y puede resultar grave en pacientes con cardiopatías no diagnosticadas. A demás, la sedación inyectable permite administrar agentes reversibles.

En consulta hay que seguir activando el modo zen, trabajar de forma tranquila y segura, siempre de menos a más, evitando la amenaza frontal, presentando nuestra mano antes de acariciar y centrando las caricias sobretodo en la zona caudal. Las exploraciones se pueden realizar dentro del trasportín abierto, pero para acciones más invasivas hay que sacar el paciente del trasportín y quitarlo del campo de visón. Debemos tener la mesa con algún antideslizante, el material preparado y evitar golpes y ruidos estridentes. La limpieza de consulta, manos, y material auxiliar es fundamental. Los premios, los juguetes, las FFF (Feliway) o el catnip pueden ser de ayuda en algunas situaciones y la presencia de los propietarios también les suele reconfortar. Si el paciente siente curiosidad es bueno ofrecerle la oportunidad de investigar, y si hay más de un gato para explorar, siempre se empezará por el más fácil.

En la hospitalización debemos tener la misma actitud zen, es muy importante trabajar en un ambiente relajado. Las exploraciones deberían hacerse fuera de la jaula salvo excepciones en las que podamos aumentar el miedo, el estrés o el dolor del paciente. En la medida de lo posible se agruparán los horarios para las exploraciones y demás actuaciones. Hay que evitar el contacto visual entre pacientes y dejar el paciente más complicado para el final. Si percibimos miedo o inseguridad debemos ofrecerles un escondite y las prendas o juguetes con su olor también pueden ayudar. Para un mejor manejo, o un manejo más invasivo, podemos ayudarnos de una toalla y debemos estimular y reforzar la confianza con contacto positivo e incluso paseos. La limpieza, una vez más, es muy importante, prestando especial atención en nuestras manos, en el material auxiliar, y en las jaulas cada vez que damos de alta un paciente.

Cuando realicemos pruebas de imagen hay que ofrecer a nuestro paciente tranquilidad y seguridad. Esto lo podemos conseguir con la ayuda de una toalla, evitando luces y ruidos estridentes, y teniendo todo el material preparado y al alcance.

El manejo del paciente de cirugía engloba el pre y post operatorio con el quirófano. Debemos mantener un ambiente tranquilo y controlar la luz, el ruido y la temperatura. Los pacientes deben esperar dentro de su trasportín y en alto. Las sedaciones es mejor administrarlas, siempre que se pueda, dentro del trasportín y si en él hay más de un paciente, separar-los. Si el paciente está muy nervioso o temeroso se le puede ofrecer un escondite. En el post operatorio deben estar en jaulas con suficiente espacio, ofrecerles un escondite y añadir una prenda o juguete del propio paciente.

 

Administración de medicamentos

Hay que ser poco invasivos. Intentar minimizar el estrés reagrupando horarios y ofreciendo un escondite. Si es necesario, nos ayudaremos de una toalla para el manejo y aplicaremos siempre que podamos el refuerzo positivo.

 

Técnicas de inmovilización

El manejo fuera de su zona de confort debe realizarse siempre con toalla para ofrecerle al paciente un escondite donde poder encontrar seguridad y tranquilidad, en consecuencia, minimizará los riesgos y nos proporcionará una mejor manipulación.

La sujeción tiene un papel muy importe y de una gran responsabilidad. Es muy importante recordar que “menos es más” y trabajar activando una vez más el modo Zen, con mucha tranquilidad y ofreciendo confianza y seguridad. Ante una situación inviable no se debe forcejear, hay que saber parar a tiempo.

Raquel Bernabé

ATV, responsable de hosp. y de enfermería en la Clínica Felina Barcelona.

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